¡Buenas!
Esta semana pasaron dos cosas que me tienen dándole vueltas a la cabeza sin parar.
Una, muy terrible, fue el asesinato de una niña de 14 años de Oviedo, Erika Yunga. La mató un vecino de 32 años. Erika estudiaba en un instituto en el que estoy trabajando en este curso con un proyecto de prevención de violencia de género, el IES La Ería. Os podéis imaginar la desolación.
La otra, menos trágica, fue una formación de profesorado que di en otro centro. Era una formación genérica sobre coeducación y el papel de la Coordinadora de bienestar y protección, esa figura que recoge la ley de educación que, claro, como idea está genial pero para hacer bien ese curro hace falta saber.
Y, para empezar, hace falta saber las cosas más básicas. Porque pensamos que la igualdad está tan presente en las conversaciones y los medios de comunicación (para bien y para mal) que damos muchas cosas por sentadas. Y no es así. La mayor parte de la gente está muy perdida. Y la única manera de que no vuelva a haber asesinatos de niñas y mujeres y dejemos de escuchar cosas como “no me explico cómo pueden suceder cosas como esta” es que todo el mundo sepa unos mínimos de cómo funciona el patriarcado y qué hay que hacer para acabar con él.
Así que esta semana voy a volver a los básicos y os traigo un vídeo sobre algo que yo pensaba que era de cultura general y resulta que no, que hay personas que nunca han oído hablar de ello: el espejismo de la igualdad o el velo de la igualdad.
Ya sé que me repito, pero si no tenemos palabras para nombrar las cosas, no podemos trabajar con ellas.
Aprovecho para contaros que voy a predicar con el ejemplo cuando digo eso de “La igualdad no se enseña, la igualdad se acompaña” y que estoy preparando, no un curso, UN PROGRAMA completito. Un programa de “acompañamiento de la/el acompañante”. Parece un trabalenguas, pero creo que me entendéis. En cualquier caso, en próximos mails os iré informando, porque en mayo empezamos.
Y no quiero acabar sin hacer un resumito de lo que se anda cociendo por La mesa de la cocina, para quienes no tenéis facebook o no estáis en el grupo.
Sabéis que estamos con el síndrome de la impostora. Esta semana estuvimos contando situaciones en las que nos aparece. Y a todas nos pasa, obviamente, cuando nos hacemos visibles y nos colocamos en una posición de autoridad respecto a un tema del que sabemos y, precisamente por eso, somos conscientes de que nos falta aún mucho por aprender (el “sólo sé que no sé nada”).
Por ejemplo, a mí me pasa cuando voy a cositas de musicología “de verdad” (es decir, clásica y canónica) y sé que tengo lagunas importantes respecto a ese campo. Claro que no se puede saber de todo y que quienes están frente a mí no tienen mucha idea de mi especialidad, pero eso no me quita el síndrome…
A otras compañeras les sucede cuando hacen cosas para las que no tienen una titulación oficial que acredita unos estudios básicos. Independientemente de que hagan muy bien lo que hacen, el síndrome se activa.
En general, la pregunta que aparece en luces de neón en nuestra cabeza es “¿pero tú quién te crees que eres para hacer esto?”.
¿Cómo lo desactivamos?
Estamos en ello. 😅 De momento, comparto tres ideas que salieron en el grupo:
- sororidad: saber que no estás sola siempre ayuda. Compartir con compañeras las inseguridades empodera y legitima nuestro trabajo y nuestro conocimiento.
- hacerlo a pesar de todo: como siempre, la práctica te hace mejorar y la veteranía ayuda a generar confianza en una misma.
- Patry Pérez, de Cuéntame un cuadro, nos recomendó este libro:

Y, para acabar el mail de hoy, comparto una cita de mi queridísima Denise Duffield-Thomas, a la que adoro (si no la conocéis, es una ”money mindset mentor” para mujeres que se dedica a mejorar la relación horrorosa que tenemos las mujeres con el dinero), y que a mí me ayuda muchísimo con esto del síndrome.
Vamos, que no hay que saberlo todo de un tema (y además es imposible), pero eso no significa que no puedas aportar cosas interesantes y que tu punto de vista y tu visión no sean importantes. Parece una obviedad, pero muchas veces necesitamos volver a escuchar lo obvio.
Cualquier campo en el que trabajemos es inmenso y el conocimiento se construye entre mucha gente. Así que vamos a quitarnos presión pensando que tenemos que ser la enciclopedia universal y vamos a contribuir con lo que sabemos. Sin más. Habrá gente a la que no le guste y otra a la que le encantará, como siempre. 😉
Si os apetece contarme cómo os va con el síndrome, ya sabéis. Lo escribís abajo en comentarios.
Un abrazo enorme y a cuidarse mucho 🌞,
Laura
PD 1. Os recuerdo que podéis ver la grabación del webinar gratuito “Las 4 cosas que hay que saber sobre feminismo y con eso ya vas en moto” pinchando aquí.
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